Literatura de Ecuador
La literatura ecuatoriana se ha caracterizado por ser
esencialmente costumbrista y, en general, muy ligada a los sucesos exclusivamente
nacionales, con narraciones que permiten vislumbrar cómo es y se desenvuelve la
vida del ciudadano común y corriente.
Época colonial y neoclasicismo
De escritos antes de
la llegada de los españoles, no se tiene ningún registro. Esto más que nada
debido a que los incas no tenían un sistema de escritura establecido, por lo
que sus leyendas y demás debían ser pasadas de generación en generación de
manera oral. En la época colonial en cambio, existen varios escritos de
indígenas ecuatorianos en quichua. El más famoso de ellos es la llamada Elegía
a la muerte de Atahualpa, atribuida a Jacinto Collahuazo, un cacique nacido en
las cercanías de la ciudad de Ibarra.
Hablando de poesía, el máximo representante en Ecuador para
esta época es el padre Juan Bautista Aguirre (1725-1786), nacido en Daule. Su
poesía, al igual que la de la mayoría de poetas coloniales, está guiada por
modelos españoles y es de temática casi exclusivamente religiosa. Otros poetas
coloniales ecuatorianos son Antonio Bastidas y Jacinto de Evia.
El primer periodista ecuatoriano, Eugenio Espejo
(1747-1795), de origen mestizo, fue un gran impulsor de la equidad entre clases
y razas. también fue un político y escritor destacado. apoyó siempre a la
modernización de la medicina en el Ecuador. Pues él mismo tuvo problemas cuando
quiso estudiar, por ser hijo de una indígena. Su obra, periodística en esencia,
muestra un carácter de guía, aunque al mismo tiempo de rebeldía contra las
prácticas coloniales españolas.
Llegando a la época de la independencia, sale a la luz el
guayaquileño José Joaquín de Olmedo (1780-1847), poeta de las gestas
libertarias de Ecuador y América. Fue un poeta netamente neoclásico y es autor
de obras que has pasado a la posteridad, entre ellas el Canto a Bolívar (que
fue alabado enormemente por el propio libertador) y la Canción del 9 de octubre
(que fue elegido como el himno de la ciudad de Guayaquil).
Romanticismo
El Romanticismo nace en Ecuador de la mano de la poetisa
quiteña Dolores Veintimilla (1830-1857), la que exaltó el amor, la lucha contra
los prejuicios y una tristeza por amores no correspondidos. Es célebre su poema
Quejas, muestra de la gran melancolía que la atormentaba y que la llevaría en
última instancia a suicidarse en la ciudad de Cuenca, en 1857.
Otros poetas románticos fueron el quiteño Julio Zaldumbide
(1833-1887) y el guayaquileño Numa Pompilio Llona (1832-1907). Éste último gozó
de gran fama tanto en Ecuador como en Perú, donde se radicó un tiempo. Fue
diplomático en España, Italia, Colombia y Francia, donde llegó a conocer al
mismísimo Víctor Hugo.
En cuanto a la narrativa romántica, está el escritor
ambateño Juan León Mera (1832-1894), considerado además un clásico en la
literatura ecuatoriana e hispanohablante. Su obra maestra, Cumandá, es también
una de las primeras novelas ecuatorianas y un límpido símbolo de los ideales
del romanticismo. También escribió el Himno nacional del Ecuador y un libro de
cuentos, Novelitas ecuatorianas.
En el género del ensayo, Juan Montalvo (1832-1889), es el
mayor representante ecuatoriano de todos los tiempos. Sus obras, entre las que
cuentan Las Catilinarias, Siete tratados y la novela Capítulos que se le
olvidaron a Cervantes. Fue un acérrimo detractor de Gabriel García Moreno y del
dictador Ignacio de Veintimilla. De hecho, Montalvo mismo ayudó a sacarlos del
poder con sus ensayos, en los que llamaba al pueblo a levantarse y a acabar con
la dictadura. A esto se refiere una de sus frases célebres: "Mi pluma lo
mató.", en relación a García Moreno, y a Ignacio de Veintimilla apodó como
"Ignacio de la Cuchilla".


